miércoles, 6 de octubre de 2010

Días que no quiero recordar

Día uno después de la esperada tragedia

Dolor
Lo poco que me quedaba para luchar me ha sido arrebatado hoy, fatídico día cuya fecha no querré recordar cuando esto vuelva a ser leído con pesar. Sé que algún día miraré esto con otros ojos, ajeno a esto, exteriorizado ya de esto. 
Pero, ahora cuando lo leas, por favor, siéntente diferente a como me siento yo ahora, porque no deseo que esto vuelva a pasar. Tengo ganas de gritar, de gritarle al mundo quién soy, cómo soy y de donde vengo, para que el mundo me escuche y me mire, para que este mundo infectado al que no tengo más remedio que vivir, me conozca. Quiero que el mundo sepa quién soy, pero, ¿cómo va el mundo, un mundo grande, centrado en el egoísmo y la avaricia, a saber quién soy, si ni yo mismo lo sé?
Aún no sé quién soy, y tal vez tenga tiempo para descubrirlo, y tal vez no. Las lágrimas en mi rostro se han secado, pero sé que habrá más llanto y que, aunque el dolor se seque, va a dejar marca como todo el dolor que he sentido a lo largo de mi vida. Esta vez no voy a permitir que el dolor siga dentro de mí, voy a trasladar la marca aquí, donde puedo expresar el dolor, donde una vez lo lea podré volver a sentirlo, donde dejo olvidada una parte de mí que siempre conoceré pero que no va a estar presente. Sé que, a pesar de todo el odio, ira, rabia y frustración que sienta, el mundo seguirá girando sin mí.
Con el tiempo espero aprender a girar a mi son, a que mi mundo gire independientemente del mundo exterior.
Espero aprender a crear una coraza que me ayude a protegerme de todos los sentimientos que actualmente hay dentro de mí.
Espero que, cuando vuelva a leer esto, la coraza me ayude a proteger mi frágil mundo para que sea un lugar que no esté eternamente rodeado de la inevitable oscuridad.
Lágrimas de plata

Día dos después de la esperada tragedia

Heridas Cicatrices
Mañana lluviosa, día gris. Las pesadillas Los sueños se confunden con la realidad, dura realidad, del día anterior. Los recuerdos siguen presentes como algo ya lejano, pero el dolor sigue ahí.
Una vez lo veo fríamente, desde otra situación completamente diferente, no lo veo con otros ojos, ojos ya no anegados de lágrimas. Intento olvidarme de todo, pero la palabra culpa me sigue quemando ojos y alma, como cinco agujas que no dejan de pinchar dentro de mí. Y sigo sin saber de qué soy acusado, pero me sigo sintiendo culpable por el sencillo hecho de que una de las personas que más quiero quería en este mundo me ha dicho lo que, a pesar que intento no recordar, sigue ahí, ardiendo.
Las nubes aún están en el cielo, indecisas.
Y mi cielo sigue nublado, incluso después de la tormenta, y ya sé que, esta calma, maldita y amenazante, va a preceder a otra tempestad.
Pero estaré esperando la tempestad, preparado para luchar otra vez, y las veces que haga falta. No me voy a rendir, jamás.
Aún te quiero.

1 comentario:

Ximena Rodero Keller dijo...

Hoy no paro de pensar en todo lo que me aleja de éste lugar. Siento que no hay lugar para mí en el mundo, que pase lo que pase, haga lo que haga, llore lo que llore , todo va a seguir igual. Igual que todos estos años que he pasado aquí, sin ser como soy, sin ser realmente... Yo. Lo pienso y no puedo evitar recordar todos esos malos momentos que he pasado, esas tardes enteras llorando sentada en el suelo, sin esperanzas, sin ganas de seguir. Y me dan ganas de volver a hacerlo. De tirarme en el suelo, gritar por dentro y llorar. Dejar que todo lo malo de mi interior salga, todo aquello que me hace infeliz. Pero me he dado cuenta... De que no vale la pena. No sirve de nada lamentarme de lo asquerosa que puede llegar a ser mi vida a veces, no sirve PARA NADA. Solamente es hacerme sentir mal. Quizás tenga razón y que toda la mierda que me puede pasar sí que es razón para llorar. Pero en realidad, no. No es así. Por mucho que lo odie, éstas son cosas que deben pasar. Cosas que me hacen fuerte, invencible. Algo que refuerza mi forma de ser, algo que me convierte en una persona mejor. Todos esos malos momentos que he podido pasar en mi vida, han pasado. Y ahora me toca vivir algo nuevo, algo nuevo y precioso que me haga sentirme orgullosa de todo lo que he luchado por tener lo que quiero. Lo que, en realidad, me merezco.
Y tú deberías saberlo, y si no lo sabes, ya te lo digo yo.
Eres una persona mil veces mejor que cualquiera de los que te puedan hacer sentir mal. ¿Que no sabes quién eres? Quizás, yo tampoco tengo muy claro quien soy. Pero yo sí que sé quien eres, y me gustas. Eso no va a cambiar así porque sí, no. Ya te diré algún día exactamente quién eres, eso lo tengo que meditar, encontrar las palabras exactas para intentar definirte. Algo imposible, en mi opinión, pero haré lo que pueda. Quizás el mundo no pare de girar para los demás si desapareces, pero el mío no, y creo que eso basta para darte una buena razón para ser feliz. Para enseñar esa bonita sonrisa que tienes.
Sabes que, para todo, estaré contigo. Lo bueno y lo malo. Y no dudes que el momento en que podré hacerte sentir del todo bien, llegará.
No lo dudes, ¿vale?