martes, 31 de agosto de 2010

Somos humanos. Todos.



A nosotros, los humanos, nos gusta hablar en tercera persona.
Para tener esa sensación de que la cosa no va del todo con nosotros y seguir.
Ése es el primer problema.

A nosotros, los humanos, nos gusta, hagamos lo que hagamos, tener la conciencia limpia.
Para no vernos azotados por el consiguiente sentimiento de culpabilidad.
Ése es el segundo problema.

A nosotros, los humanos, nos gusta tenerlo todo controlado.
Pero, la verdad, ¿Qué vamos a controlar si no sabemos controlarnos a nosotros mismos?
Ése es el tercer problema.

A nosotros, los humanos, nos da igual quién tenga problemas mientras nosotros no tengamos.
Con eso sólo conseguimos tener problemas todos.
Ése es el... no sé qué número. Pero es un problema.

No, eso no es. El verdadero problema es la ignorancia. Ignoramos lo que hacemos, las consecuencias. Pero lo hacemos. Y al final de todo, eso es lo que importa.
“Nada ni nadie puede cambiar eso. Todo está perdido”.
Eso es mentira.

Pero todo estará perdido mientras ésos sigan siendo problemas. Mal camino.

lunes, 30 de agosto de 2010

Gritar al vacío



Hay algo que está oprimiendo fuertemente mi corazón, me incapacita. Y no sé lo que es.
Hace que tenga ganas de observar la nada y de escuchar el silencio, de aislarme a lo que debería y a lo que no. Y no me gusta.
Hace que tenga ganas de golpearme la cabeza contra un muro invisible que nunca me ha protegido.
Estoy medio enterrado en la tierra del recuerdo, tengo ganas de levantarme, y no puedo. Aturdido por un golpe inexistente, envenenado por una aguja invisible, drenado por mí mismo.
Y no sé qué hacer. No puedo mirar hacia delante, porque no sé. No puedo mirar hacia atrás, por miedo a no encontrar la nada que me envuelve. Así que miro hacia abajo, hacia el suelo, hacia el presente. Y no sé cómo cambiar el ahora para librarme de las ataduras que me oprimen.
Necesito ayuda y no sé de quién.
Necesito tiempo y no sé cuánto.
Necesito algo a lo que aferrarme y no sé qué.
Necesito librarme de algo inexistente.

lunes, 23 de agosto de 2010

El cambio del equilibrio

Ahora mismo estoy cambiando. Estoy en constante cambio. Pero sólo me he podido dar cuenta ahora, que lo estoy viendo fría y exteriormente.
Me gusta cambiar, pero también me gusta la estabilidad.
Siempre hay dos lados de las cosas, algunos más atractivos que el otro. Luz y oscuridad, blanco y negro. Dicho así no són más que palabras incoherentes dichas por un soñador loco. Pero intento ver siempre la luz de las cosas.
Me quedo observando estupefacto a los que disfrutan morbosamente del lado oscuro y negro de las cosas.
Pero, al fin y al cabo, ¿quiénes más indicados para caer en cuenta que ellos mismos? Dudo que lo hagan, pero todavía mantengo la esperanza. Porque me gusta ver el lado positivo de las cosas.

sábado, 21 de agosto de 2010

Aquí todos somos contingentes, pero tú eres necesario.

Nunca he pensado que éste fuera uno más. De hecho, nunca he pensado que alguno esté dentro de una serie. Todos son especiales, excepcionales a su manera. Todos tienen algún tipo de esencia que les hace... ellos. Todos tienen alma. Todos son partes, fragmentos de algún sentimiento. Hay algunos que se pueden unir entre ellos, formando así un bonito entramado de afecto, piedad, ternura, dolor, tristeza, pesar, delicadeza, pasión. Pero este sigue siendo especial. ¿Que por qué? ¡No lo sé! Nunca he sabido encontrar un porque a este tipo de cosas. Hay muchas otras cosas a las que no se dar explicación. ¿Y qué? He perdido completamente la noción de lo que es y de lo que no. Estoy deliciosamente desorientado por la falta de experiencia. Y me encanta. La experiencia se adquiere con el tiempo, y, a mí me parece, no voy carente de él. Tengo todo el tiempo del mundo. Tengo todo el mundo en mi tiempo.
Cada persona saca lo mejor de sí misma. Aunque en ocasiones no sea suficiente.
Sólo hay una cosa que puede cambiar el mundo. Tú. ¿O yo? Los dos. Y él. Y ella. No solo nosotros. Todos.
Aquí todos somos contingentes, nosotros ya hemos tomado la decisión. Pero tú, tú eres necesario.
Hoy cambiaremos el mundo. Tú también vas a cambiar.
¿Qué me dices? Juntos lo haremos. Porque somos todos.

jueves, 19 de agosto de 2010

Un día en este mundo

-Sí ¿y qué? Vivimos en un mundo de apariencias. Donde la elegancia es la incomodidad. Donde la incomodidad no es elegante si no guarda los modales. Donde la realidad es brutal e indeseada. Donde vivir sin problemas es una ilusión. Donde vivir en un sueño, en una ilusión es vivir apartado del resto. Donde la imaginación es secretamente hostigada y corregida, tildada de inmoral. Todo es un sueño, pero el sueño sólo forma parte de un todo.
>> Un día, un amigo mío me dijo que él vivía tonto, pero feliz. Y eso me hizo pensar. ¿Es ése el mejor estilo de vida? Este mundo es incorregible, intachable. No hay nada que podamos hacer para cambiarlo, aunque nos hagan creer lo contrario para que tengamos la chispa rebelde que irónicamente evita la rebelión haciéndonos creer que seguimos siendo nosotros mismos.
>> Pero no es así. Hace tiempo que hemos renunciado a nuestra condición de igualdad, y ni nosotros mismos nos hemos dado cuenta de ello. No quiero vivir en un sueño, pero no puedo hacer nada para evitarlo, sólo olvidar que es un sueño y renunciar a la pequeña parte de mí que sigue luchando. Todos tenemos una pequeña parte que sigue luchando, aunque cada vez más ofuscada. Hay que luchar, pero la batalla está perdida. Tengo la esperanza de que esta derrota sirva de ejemplo para más victorias. Seremos silenciados, castigados y ocultados al resto de soñadores, pero justo en ése momento habremos recordado para qué fuimos creados.
-¿Sabes? No tengo ni idea del rollo que te acabas de pegar. Pero podemos seguir siendo amigos. ¿Vamos a jugar a fútbol?
-Vale.

lunes, 16 de agosto de 2010

No es orgullo, me han dicho

Ése hombre paseaba tranquilo por las calles medievales, alegre. Se había portado fatal con la mujer que le amaba. Él no sabía si ignorarla, porque no sabía lo que sentía por ella, y se sentía bien al ser consciente que su reacción natural era la ignorancia.
Él sabía que la mujer había tenido un amante, quizá por eso la despechaba. Aunque en realidad, ni él sabía por qué la trataba mal.
Y el hombre que se lanzó contra él, tampoco.
Iba encapuchado, y llevaba una daga en la mano. Con la otra mano le sostenía contra la pared.
-Sé que te ama –dijo el encapuchado-. No sé por qué. El amor es así de irracional, supongo. Aunque no se mucho de ello. Trátala bien, porque si no, no sé lo que soy capaz de hacer. No saciaría mi odio matándote, porque la haría sufrir a ella. Pero, coño, trátala lo mejor que sepas. Porque si no, una vez herida, ya no le importará lo que te pase. Entonces te mataré.
Dicho esto, el encapuchado se fundió entre el gentío revoltoso y las sombras danzantes.
No fue por eso que el atacado decidió tratar bien a la mujer. Quizá fue por orgullo, al saber que el otro la amaba tanto. Puro orgullo.

El encapuchado sabía que ése hombre sólo la amaría por egoísmo, pero él quería a la mujer, y por lo tanto, quería que fuese feliz. Puro amor.
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Fragmento de Tras las murallas, por Yondy.

sábado, 14 de agosto de 2010

Fingida sonrisa

Ellos dicen que soy de difícil sonrisa. Ellos no lo entienden.
Les digo que no se fingir una sonrisa, y eso no quere decir que no tenga humor. Siguen sin entenderlo.
Es cuando me río de su ignorancia cuando, irremediablemente, les toca entenderme.

De la nada al todo

Cierta parte de mí me dice que esto parece... No. Esto no parece ni es ni debe ser tomado como nada. Simplemente léelo. Porque es la verdad y porque estoy orgulloso de contarla.

Tú, hiciste el gran milagro de revivir la mejor faceta de mí mismo enviando un simple mensaje. Antes suponía que por eso te recordaría siempre. Ahora estoy seguro.
Tú, me distes conversación en ratos muertos que me hicieron inspirar en reabrir mi mundo.
Antes estaba seguro de que te recordaría siempre. Ahora más.
Tú, me hiciste descubrir una faceta de mí mismo que ni yo sabía que existía.
Antes estaba más seguro de que te recordaría siempre. Ahora te guardaré un lugar en mi mente.
Tú, has hecho que me sienta feliz de mí mismo y de lo que soy.
Antes te guardaba un lugar en mi mente. Ahora estoy feliz por el mero hecho que existas.

Sí, tú, Luzmir. Después de esto ya te puedes levantar contenta, y ponerte a escuchar Paramore y a cantar virtualmente conmigo, porque yo estoy feliz con eso.

Porque después de esto nada me avergüenza, porque nunca se me pasó por la mente dejar pasar esta oportunidad.

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Próximo dia: Marian *muahahaha*
Sois las mejores.

viernes, 13 de agosto de 2010

Hoy es el mañana

A veces me rindo ante una hoja en blanco. Hoy no.
A veces me rindo ante un peligro. Hoy no.
A veces me rindo ante mí mismo. Hoy no.
A veces me rindo ante mis pensamientos. Hoy no.
A veces me rindo ante las persuasiones. Hoy no.
A veces me rindo ante un mundo demasiado grande para mí. Hoy no.
A veces me rindo. Hoy no. Porque hoy voy a luchar. Hoy es nunca, hoy es siempre. Porque la rendición no está permitida ante cosas contra las que puedo luchar.
A veces me encuentro a mí mismo al luchar contra la rendición. Y ese día es hoy.

Libertad con límites


Encadenado. De pies y manos. Atrapado. Encarcelado, encerrado, apresado, capturado, recluido, cautivado, enrejado, contenido, detenido, retenido, esposado, maniatado,  sujetado.
Pero eso merece ser olvidado. Ahora soy libre. Orgulloso de mi pasado, dudoso de mi presente y temeroso de mi futuro. Aprendí de los grandes maestros en sitios que ellos no deberían ver. Pero ahora soy libre, y nada me va a parar. Porque solo cuando has estado incapacitado y obligado, te das cuenta de lo libre que estás llegando a ser. No hay límites. Ni los habrá. Porqué nunca los ha habido. No los he ignorado, he aprendido a convivir con ellos, a esperar impaciente su absolución. Ahora no tengo límites. Por fin me siento completo.

jueves, 12 de agosto de 2010

Sentimientos en decadencia.

Lluvia.
Sólo lluvia.
El cielo gris vacía mi mundo, exprimiendo la poca alegría que me queda. No hay ánimos. Me quedo mirando el cielo, sin energía para nada más. El breve ruido del viento chocando contra las puertas es un llanto entre un mar perdido, insalvable. Una nube de tristeza recorre mi corazón, oscureciendo todo lo que me rodea. Todo está sumido en mi oscuridad. No hay nada que yo pueda hacer, ni una pequeña luz. Soy oscuridad, lo he querido así. No hay ni una mísera llama de vela entorno a la oscuridad del viento huracanado. No tengo un mísero sentimiento, a eso renuncié hace tiempo. La montañas son un eco, perdido entre el continente. Las nubes grises son mi estado de ánimo. El breve llanto del viento es la luz, que desaparece. Abro mi jardín de tristeza, de amargura, de oscuridad. Beso suavemente la brisa que me entorna, sin obtener el tacto grácil del viento. Hallo mi sueño perdido entre mi agujero oscuro, cuando vivía en mi árbol de sentimientos. Crece la lucha en mí, golpeando las grises nubes. Recuerdo las alas de luz, perdidas entre el maremoto de llantos.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Espada

Espada silenciosa del olvido,
manchas runas con arte bandido,
te manchas de sangre del enemigo.
Rompiendo la paz con un corte,
rompiendo la paz de los sentidos,
rompiendo la paz con soporte.
En tu camino oyes alaridos.
El hombre empuña la muerte,
a los adversarios destruye su suerte.

Ni la sangre.. ni la espada nos marcaran el camino... solo en el silencio de nuestra propia batalla interna vislumbraremos la luz de nuestra propia alma... no descanses guerrero.. continua tu lucha pero escoge bien tu espada... no sea que hierres la estocada...vertemos sangre de las venas del enemigo pero no podemos diseccionar su alma.

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Gracias Leyna y "evainilla"

martes, 10 de agosto de 2010

Bienvenido sea


Aquí estoy, otro más que quiere proyectar sus ideas en algún sitio y ha encontrado dónde hacerlo. Ahora mismo no tengo mucho más que decir salvo palabras vacuas, así que voy a descansar de no hacer nada y encontrar algo de contenido para rellenar lo que va a ser un agujero lleno de ideas, un archivador de mi retorno a la escritura.

Saludos,
Yondy